Abrimos espacio y desarrollamos diversidad de comunidades para que cada persona que se sienta llamada a formar parte de nuestra Comunión, pueda hacerlo, independientemente de su estado, situación e incluso convicciones religiosas.
En el siguiente apartado explicamos cuáles son los tipos de comunidad y las formas de asociación que tenemos, así como el proceso para convertirse en miembro de nuestra comunión.
PARA SER MIEMBRO DE LA COMUNIDAD NAZARET
Aquellos que se sientan llamados a incorporarse a nuestra Comunidad, previamente deberán conocer y compartir los rasgos específicos de nuestra identidad espiritual y apostólica; tendrán que hacer un proceso de discernimiento, para reconocer, en la pertenencia a nuestra Comunión, el camino para responder a la vocación que les ha dado el Señor; e, igualmente, deberán estar dispuestos a vivir con particular radicalidad todos los aspectos de nuestra espiritualidad y de nuestra misión, llevando una vida en común.
En el caso de llenar los requisitos antes mencionados, el candidato deberá expresar a la Coordinación de la Comunidad Nazaret su intención de pertenencia a ésta y, en cada caso concreto, se establece el itinerario de formación y las etapas de incorporación a la comunión que se deben seguir.
AL HACER PARTE DE NUESTRA COMUNIÓN ENCONTRARÁS:
- Los medios para que, en tu vida ordinaria, logres imitar la actitud de María en Nazaret y, de esa forma, permitas que el milagro de la presencia de Cristo resucitado se siga manifestando en el mundo.
- Irás descubriendo progresivamente el significado profundo y salvífico que tiene tu vida y la misión que el Señor te ha confiado en la salvación de toda la humanidad.
- Contribuirás para que, en el respeto de la identidad espiritual y de la tradición religiosa de cada persona, se vaya forjando la unidad entre todos los cristianos.
- A través de tu vida personal ayudarás a que la fuerza transformadora de Cristo resucitado ilumine y transforme a cada ser humano, en donde sea que viva e, incluso, manteniendo sus propias creencias.
PARA SER MIEMBRO LAICO DENTRO DE LA COMUNIÓN
Consideramos que estamos llamados a estimular, por todos los medios posibles, la creación de comunidades laicales que compartan nuestra identidad espiritual y misionera.
Estas comunidades pueden variar en su estilo, función específica o actividad prioritaria, en su forma de organización, en el tipo de vida que lleven, en la situación o convicciones de sus miembros, etc.
Los tres elementos que se requieren para que un laico entre a formar parte de la comunión son los siguientes:
- Conocer y compartir los rasgos específicos de nuestra identidad espiritual y apostólica.
- Sentirse llamados personalmente por el Señor a vivir la espiritualidad y la misión propias de la comunión.
- Estar dispuestos a asumir y vivir los rasgos propios de nuestra espiritualidad y de nuestra misión.
Ordinariamente los laicos entran a formar parte de la comunión al convertirse en miembros de una comunidad laical asociada a nuestra comunión.
Cada comunidad laical asociada determina los mecanismos a través de los cuales sus miembros entran a formar parte de la misma, así como los mecanismos específicos de gestión, de crecimiento y de acción e, igualmente, la forma de garantizar su integral fidelidad a los principios de nuestra identidad espiritual y apostólica.
Sin embargo, pueden también darse casos, especialmente cuando no existen comunidades laicales adecuadas para acoger a quienes desean hacer parte de la comunión, en los que la pertenencia a la comunión se hace a través de la Comunidad Nazaret.
En tales casos, cuando una persona llena los tres requisitos establecidos, puede expresar a la Coordinación de la Comunidad Nazaret su intención de pertenencia y ésta, según sea el caso, procede a admitirlo a la comunión. Sin embargo, esta admisión se hace a condición de que se asuma la responsabilidad de dar los pasos necesarios para desarrollar una comunidad laical que sea adecuada para la realización del tipo de misión específica a la que se siente llamado, manteniendo la identidad espiritual y apostólica propias de la comunión.
Cuando se trata de varones que se sienten llamados a vivir el celibato y a vivir en comunidad en forma permanente, aún cuando no sientan la vocación a las órdenes sagradas o no llenen los requisitos de idoneidad para tal ministerio, pueden hacer parte de la Comunidad Nazaret en forma permanente, compartiendo todas los aspectos característicos de la vida de ésta y realizando nuestra identidad misionera a través de su estilo de vida y de las actividades que, de acuerdo a sus capacidades, pueda realizar.
Consideramos que, de acuerdo a la tradición religiosa de la que se provenga y a las propias convicciones personales, puede haber tres tipos de miembros que formen parte de nuestra comunión:
- Miembros incorporados. Se trata de personas católicas que desean pertenecer a la comunión.
- Miembros afiliados. Se trata de aquellos que pertenecen a comunidades cristianas no-católicas.
- Miembros adjuntos. Son quienes aún sin ser cristianos, se sienten llamados a compartir algunos rasgos fundamentales de nuestra misión.
Como miembros de la comunión, las tres categorías antes descritas, participan de todas las responsabilidades y deberes propios de nuestra comunión. Además, en la medida en la que las convicciones personales y la praxis ordinaria de la Iglesia lo permitan, pueden participar también en las diferentes actividades e iniciativas que se emprenden.
Dentro de los parámetros antes descritos, se pueden asociar a la comunión comunidades de variada composición:
- En cuanto al sexo puede tratarse de comunidades masculinas, femeninas, mixtas, de matrimonios, de familias, etc.
- En cuanto a la manera de concretizar la vida común, puede tratarse de comunidades que viven permanentemente en común o de comunidades que simplemente se reúnen esporádicamente para promover el crecimiento y la vivencia de nuestra identidad espiritual y apostólica, la cual debe manifestarse constantemente como actitud de vida, a través de cualquier tipo de actividad que se realice, de lugar en que se viva o de estado al que se pertenezca.
- En lo que se refiere a las convicciones religiosas que se tengan, estamos abiertos a que se asocien a la comunión comunidades que estén formadas por católicos y cristianos de otras denominaciones o solo por cristianos no católicos o, incluso, por no cristianos. En estos casos, bajo el entendido de que se comparten y se asumen los tres elementos requeridos para ser miembros de la comunión, se fomentará la unidad espiritual, se profundizarán en los vínculos de comunión, se caminará hacia la comprensión y el entendimiento en todos los ámbitos posibles, pero se hará un esfuerzo claro y específico por no caer en ningún tipo de sincretismo, promoviendo el respeto de la identidad confesional y las creencias de cada uno de los miembros de la comunidad y la superación de las barreras que impiden alcanzar la plena unidad en el respeto de la diversidad de tradiciones y de formas de expresión.
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